Capek,
como Wells, es uno de los pioneros de las “novelas de anticipación”. Preocupado
por los vertiginosos acontecimientos de su tiempo, la Primera Guerra Mundial,
el ascenso del nazismo, la pujante sociedad de masas, lleva a cabo interesantes
especulaciones éticas y sociales. Capek, además, fue el primero en usar el
término “robot” en una de sus exitosas obras dramáticas.
Apócrifos
es una colección de relatos cortos de lectura suave y pasajera, sin reflexiones
elevadas. Dado que no dispongo de mucho tiempo últimamente, la corta extensión
de los relatos me ha facilitado su lectura.
Los
relatos están estructurados en orden cronológico. Los hay que tocan protagonistas
de la mitología griega, escenas bíblicas, tanto del viejo como del nuevo
testamento. Los protagonistas son Prometeo, Alejandro Magno, Arquímedes, Lázaro,
Pilatos, Don Juan, Atila, Hamlet o Napoleón; a través de una sátira
costumbrista se desmitifican con sarcasmo tanto hechos como protagonistas de la
historia de la humanidad.
Usa
de un estilo desenfadado, muy común, y habla con naturalidad de los defectos
humanos, del egoísmo, de la vanidad, de la adulación, la avaricia o la envidia.
Por
ejemplo está el relato Lázaro durante el cual el beneficiado por el milagro
sabe que tiene que ir a ayudar al Galileo, que ha sido encarcelado, pero tiene
miedo, y el miedo lo retiene, tiene miedo a morir de nuevo y es tanto el miedo
que renuncia y no acude en su ayuda, muestra del desagradecimiento más absoluto
y humano.
En
otro relato, Sobre los cinco panes, un panadero habla sobre Jesús con honda
admiración por sus obras de caridad y la cura de enfermos. Sin embargo,
seguidamente se queja de que por obra divina multiplica los panes y da de comer
a miles de personas. Que multiplique los peces no le importa, pero lo que no
puede soportar es que de la nada fabrique el mejor pan mientras que él tiene
que trabajar y pagar los correspondientes impuestos. Así que, concluye:
Me
da lástima, pero eso no estoy dispuesto a consentirlo. ¡No puede ser!
Desde
luego que hemos presentado una queja a Ananías y al Gobernador por violación de
las leyes industriales y por incitar a la rebelión, pero ya sabe usted cómo van
las cosas en esos lugares. ¡Hasta que se decidan a hacer algo! Usted me conoce,
vecino. Soy un hombre comedido y no busco pelea con nadie, pero si Él viene a
Jerusalén seré el primero en salir a la calle y gritar: ¡Crucificadle!
¡Crucificadle!
Sin
alardes técnicos, sin profundidad, una lectura prescindible que no merece
entrar en mi selección de clásicos.
Ay, "no merece entrar en mi selección de clásicos" - ¿Entonces para qué le dedicas una entrada en tu blog?
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